lunes, 1 de agosto de 2011

Con mucho cariño.

Para todos vosotros, con los que últimamente he estado hablando tanto.

Son las cinco y media de la mañana, de aquella manera voy a cumplir mi promesa de empezar a acostarme temprano; de verdad que me iba a la cama, pero tenía que escribir esto.

Falta algo, esa es la palabra. El vacío traidor que nos acecha y aborda en esos momentos de debilidad. Vivimos nuestras vidas y seguimos luchando contra nuestros miedos, se abren nuevas puertas que nos ofrecen nuevas perspectivas, aparecen nuevas personas en nuestras vidas con los que pasamos momentos estupendos y cuando volvemos a casa, es cuando nos damos cuenta de lo que realmente falla, no es que nos hayamos olvidado, sino que finalmente recordamos a esa persona especial que ya no está y con la que nos encantaba compartir todo lo bueno y todo lo malo, que nos hacía sentir bien y seguro; nuestro padre, madre, nuestro mejor amigo, nuestro amor perdido.... nos damos cuenta de que algunas heridas son más profundas de lo que pensamos y que no sabemos con certeza si algún día se terminará cerrando o si el tiempo y la costumbre terminará por taparlo todo. Uno se siente culpable y triste, aun sin razón alguna.

Como hablamos hoy, somos muchos hermanos compartiendo el silencio. Contra uno mismo no hay máscara ni verdad que valga. Al contrario de lo que podais creer, esta no es una entrada de blog pesimista, simplemente intento deciros lo mejor que se que a veces, es normal estar mal.

Un abrazo muy grande y mucho ánimo a tod@s.