domingo, 18 de agosto de 2013

19. Más cerca del cielo.




           Todo ha cambiado. Al principio cuando todo está reciente lo normal es tener sueños en los que aparece esa persona que falta, te unes más a una gente, te distancias de otra y te haces una serie de promesas que el tiempo va debilitando; Asumir que la realidad es que absolutamente todos estamos destinados al olvido y al vacío posiblemente sea un hecho que ni en la fase adulta (ni nunca) terminemos de asimilar. Simplemente no estamos preparados. La prueba es que si uno se pone a pensar seriamente en la muerte, se activan casi de inmediato todos los sistemas de "alarma, algo terrible está sucediendo" del cuerpo, como si nos estuviese dando un ataque de ansiedad. Somos supervivientes, seres cobardes (valientes) que nos adaptamos, en el fondo dando gracias inconscientemente de que solo nos haya salpicado la sangre y que el golpe de la guadaña, ese que quita la vida, se lo haya llevado otro. Vivimos y queremos vivir. Hay afortunados que se escudan en la religión del tipo que sea para sobrellevar el fin, afortunados vosotros a los que vuestra mente os permite tener fe, yo la mía la perdí hace mucho tiempo y de las religiones solo encuentro útiles para la vida ciertos aspectos de la filosofía budista.

Mi amigo era una buena persona, cuando nos conocimos, nos llevábamos a muerte y nos odiábamos; ese odio sano de la gente que compite, por ser demasiado parecida; con el tiempo nos hicimos muy buenos amigos ya que como he dicho, nos parecíamos mucho y nos gustaban cosas similares (como hacer sopa de madrugada cuando volvíamos de fiesta). Las tardes de charlas en el Sevilla, mientras se tomaba un café y fumaba, sabía escuchar y lo hacía, con esa sonrisa que tenía de oreja a oreja. Ironías de la vida, que la persona con más problemas, que más tendría que decir y debiera de hablar, sea la que escuche. Ahí admito que me mal acostumbraste, como nunca nadie me ha entendido como tú lo hacías, pues por norma general prefiero no hablar de lo mio con nadie, porque no me sale.

Podría transformar esto en una entrada nostálgica poniendo lo típico o hacerla épica pero sería de imbécil y egoísta, porque lo que echo de menos es que tengas vida en ese cuerpo que la perdió por pura mala suerte.

Después de tanto tiempo, te seguimos queriendo y nos acordamos de ti, cada uno a su manera honra tu memoria y nos llevamos una parte de ti con nosotros para siempre, porque las personas somos mucho más que un cuerpo pudriéndose en una caja.