martes, 26 de agosto de 2014

La rueda gira.


 Donde todo termina, todo vuelve a comenzar.

El corte es limpio, largo y profundo, de precisión quirúrgica, no solo te parte el pecho y el abdomen hasta que se derrama todo lo que llevabas, entre la sangre y las vísceras hay algo más antiguo y oscuro. Esa pequeña caja negra que llevaba tanto tiempo enterrada que ni recuerdos de su existencia había dejado. Ya no recordabas cuanto había dentro y lo poco preparado que estabas para verlo. Te barre y te reduce a la nada, toda esa pena y angustia, verdadera y profunda tristeza, acumulada desde la infancia produce tanto dolor que tu mente se abre a la verdad absoluta. El principio y final, la pregunta que habías olvidado y también la respuesta. Recoges el corazón del suelo y lo colocas dentro, late con fuerza, donde todo termina, todo vuelve a empezar. La rueda siempre gira.



He vuelto.


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Y cobraré todas las deudas.


martes, 20 de mayo de 2014

Hocus Pocus - Mocus Pocus - habemus mierda



Retomando el tema del otro día parece que a lo largo de los siglos nuestra "defensa" contra esta ignorancia profunda en la que estamos sumidos, la inevitable muerte y que a esta complejísima máquina de la que formamos parte poco le importen nuestros sueños, anhelos y esperanzas mientras cumplamos el propósito de nuestra existencia que además realmente desconocemos ha sido crear esta sociedad tan compleja, en la que a diario y a lo largo de la historia se han ido materializando y vivido nuestros propios sueños; unos consiguiendo que su legado perdure y otros siendo completamente aniquilados. "Detrás de cada medalla concedida hay cien héroes anónimos" decía cierto autor. Bien, quede dicho como homenaje a los caídos.

Igual que los animales no humanos se devoran entre ellos o devoran el entorno durante incontables ciclos para que la naturaleza mantenga su equilibrio, nosotros hemos creado nuestro Edén a costa de hacer a mayores un mal uso y abuso de los recursos naturales del planeta y en aras de nuestra supervivencia el sacrificio de millones de animales. ¿Cuántos litros de sangre se secan al sol cada día que nace? Posiblemente la respuesta nos horrorizaría.

Lejos de terminar aquí la cosa, en nuestra sociedad, la riqueza que más se valora es la que más desigualmente está repartida, donde unos parásitos que se han agarrado a la cúpula desangran y devoran con fruición a sus congeneres, sin importarles nada, en un ciclo que se repite hasta la base, anteponiendo siempre el bienestar individual al colectivo, sin importar el precio que haya que pagar; tal vez por esto mismo, no se produzca el cambio tan necesario en nuestra sociedad.

En nuestro ignorante paraíso, vivimos una vida lo suficientemente larga para sacarle provecho, pero estamos muertos mucho tiempo. Este hecho en lugar de fomentar el avance de las ciencias y la cultura para beneficio de todos y para poder responder a las grandes preguntas produce el efecto contrario: Nos levantamos cada mañana pensando que esto será así para siempre, a pesar del recordatorio que nos va dando el espejo, intentamos abrir camino y sobrevivir mientras que unos pocos han aprendido a drenarnos y aprovecharse de tal forma del resto que inconscientemente hemos aprendido no solo a servirlos, sino a consentir todo a lo que nos someten de tal forma que rondamos el patetismo; La cúpula no cae, porque hay una base muy firme de gente ciega, sorda y muda, manipulada por los poderosos y anulados por las doctrinas de las religiones. Y los que se aprovechan de este Edén que hemos creado, se ríen alto, muy alto.

Me declaro hereje.


domingo, 2 de marzo de 2014

Héroes de arena



 Decir que nuestra existencia es fascinante, es decir poco. Los seres humanos tenemos a la vez un don y una maldición. Una mente en continua expansión, capaz de revivir y evocar cosas que han pasado mucho tiempo atrás, preocuparse por cosas que pasarán dentro de miles de años y ser conscientes de casi todo lo que en este mundo está al alcance de nuestros sentidos y que hay mucho más fuera de este: ese gran universo por el que navegamos. Por otro lado, esa mente que no tiene límites está alojada en un cuerpo que es completamente ajeno a todos nuestros anhelos y deseos, sin que nosotros lo deseemos envejece, enferma, hay partes que incluso se pudren y llegados a un punto dejará de funcionar queramos o no y moriremos. Tan sorprendente y aterrador a la vez como escuchar el latido de nuestro corazón. No se puede hacer nada para evitarlo. Esa es la verdad más importante de nuestra existencia.

Como bien decía la frase "Somos dioses y gusanos al mismo tiempo".

 Nacemos en un mundo en continua creación y destrucción, tanto los otros seres vivos como parte del entorno. Nosotros contemplamos y somos parte de este "equilibrio". A lo largo de nuestra existencia, nuestra mente, "consciente" de esta verdad aterradora, ha desarrollado mecanismos para proteger nuestra cordura y evitar que la ansiedad nos destruya, asumir todo el peso de la realidad es demasiado para cualquier persona. Toda la complejidad de nuestra sociedad, nuestros quehaceres diarios, incluso la aparición de las religiones forman parte de este mecanismo. Cuanto más complejo se vuelve todo a nuestro alrededor, más profundamente entierra la mente esta verdad fundamental. Es por nuestro bien, nuestro ego rechaza de pleno este fin, seguimos evolucionando y hasta el último segundo de nuestra vida nos creemos inmortales.

 No queda más que decir, en este caso, que es todo un privilegio estar disfrutando de este don y de esta oportunidad y aunque se suela decir muy a menudo que no hay tiempo, aunque limitado, realmente es lo único que tenemos.