domingo, 5 de septiembre de 2021

En recuerdo a Olatz Vázquez.

 


 La vida lo vale todo. 

Aristóteles dijo que en algún momento de su vida que la suerte llega cuando la flecha alcanza al del otro lado. De forma narcisista llegamos a pensar que todo el mundo es prescindible menos nosotros mismos.

Nuestro inconsciente, según algunos investigadores, no conoce el tiempo o la muerte. La rutina de nuestra vida nos hace creer que vamos a estar, de cierta forma, aquí para siempre. Tomar hoy conciencia de que algún día vamos a morir. Y morir, no la muerte en si, es lo horrible.

Olatz fue una persona que a través de su fotografía y sus palabras terminó convirtiéndose en un referente de la lucha contra el cáncer.

Bien, la verdad es que ella no quería ser un referente, ni ser fuerte, ni que un cáncer la devorase con fruición. Olatz quería vivir. Con su pareja, con su familia, con sus pasiones. Recibir de la vida todo lo que alimenta nuestros sentidos, crecer y expandirse.


Olatz fue mal diagnosticada varias veces y la prueba que revelaría su verdadera enfermedad retrasada por el COVID-19 y las nuevas medidas que se han adoptado para combatir esta pandemia.

Aquí quería llegar yo. ¿Podemos seguir presumiendo de ser un referente en medicina preventiva ahora que los centros de atención primaria casi están cerrados a cal y canto?. ¿Cómo se va a dar una atención con un mínimo de calidad si no es presencial?. ¿Con cuantas vidas más como sociedad tendremos que cargar a nuestras espaldas?.

Siempre se carga contra lo sobresaturado que está nuestro sistema sanitario cuando el verdadero problema reside en la falta de contratos nuevos. Está sobrecargado porque es algo que se permite.

No hay medicina preventiva sin diagnósticos precoces. Esto es aplicable al cáncer, y a cualquier otro tipo de enfermedad cuya buena resolución o al menos una mejor calidad de vida como resultado dependa precisamente de esto.

El 3 de Septiembre Olatz fallece a consecuencia de su cáncer gástrico y pasa a ser una víctima más de nuestro fracaso como sociedad. 

Es imposible que nos podamos poner en la piel de alguien que haya tenido que pasar por este proceso.

La increíble dureza y sensibilidad de sus fotos y sus palabras quedan como legado. La terrible soledad y miedo que habrá sentido como una realidad para el recuerdo. Peleas con todas tus fuerzas hasta que la enfermedad te ha consumido tanto que simplemente te dejas ir. Porque todos tenemos un límite físico y mental que no podemos superar. 

Yo, como tantos otros, no te conocía. Pero tengo una forma muy especial de entender la vida y por ti y por todos los que han tenido que pasar algo parecido, de verdad que siento verdadera y genuina tristeza.

Especialmente cuando llegan frases como: "bueno, es lo que hay". "Luchó hasta el final". "es un referente y un ejemplo a seguir". "Tenemos que trabajar para que cosas como esta no se vuelvan a repetir" Me vuelvo a dar cuenta de que nuestra hipocresía no conoce límites, Siempre intentando darle un valor de positivismo a una tragedia, porque como he dicho al principio de esta entrada, la flecha le ha dado a otro. Si le diésemos un valor más real a todo lo que pasa, tal vez seríamos más grandes como sociedad y como personas.

Todas las estrellas cuentan y son preciosas. Que una al apagarse apenas se note, no quiere decir que no fuese importante.

Finalmente os dejo con algo que ella escribió y me gustó mucho:

"A veces me abrazo y me digo lo mucho que me quiero. Lo mucho que quiero a mi pequeño y huesudo cuerpo. Lo mucho que quiero a mi pelo corto, mis uñas resquebrajadas y mi vientre inflamado. Me quiero en mis días de bajón, en mis días de 'no puedo más', en mis días de dolor. Me quiero cuando tengo miedo y cuando no. Me quiero ahogada en mis lágrimas y en mi risa escandalosa. Me quiero en mis días de lucha y en los de derrota. Me quiero en mis inseguridades y en mi fortaleza. Me quiero, a pesar de todo, a pesar de nada. Me quiero."


Espero que puedas descansar en paz.